Imaginemos un día en el que se produzca más música que en todo 1989. Esto no es una hipérbole, esta es nuestra realidad en 2024. Cada clic en un software de producción musical, cada descarga en una plataforma de streaming añade una nota a esta sinfonía global. Pero esta explosión plantea una pregunta crucial: ¿más música significa mejor música?
Una revolución en manos de todos
El acceso democratizado a las herramientas de producción lo ha cambiado todo. Hoy en día, una computadora portátil, un teclado MIDI y una suscripción de software son suficientes para transformar a un aficionado en un productor. No es necesario un estudio que cueste varios miles de euros. No es necesaria una etiqueta para distribuir. Las barreras han caído, dando paso a una era en la que todos pueden crear. En 2023, 75,9 millones de personas se definieron como creadores de música, una cifra que podría casi triplicarse para 2030, según MIDiA Research.
¿Pero es realmente nueva esta revolución? Ya en los años 1970, la democratización de los instrumentos eléctricos había transformado la música, dando origen al punk, el hip-hop y muchos otros géneros. Lo que es diferente hoy es la velocidad y la escala. Millones de artistas DIY (Do It Yourself) publican cada día inundando las plataformas con una avalancha de sonidos.
Millones de creadores, pero ¿cuántos genios?
Una cifra fascina: de los 198 millones de creadores previstos para 2030, ¿cuántos se convertirán en leyendas? Dos ? Diez ? Quizás ninguno. Porque la creatividad masiva no garantiza la calidad. Lo fascinante es esta paradoja: más música, pero un acceso que se vuelve aún más complejo. Los algoritmos de las plataformas filtran y recomiendan lo que corresponde a los gustos estándar. Resultado: la originalidad se diluye y las creaciones más innovadoras luchan por emerger.
El streaming, aunque está en el centro de esta revolución, también es criticado. Los artistas ganan poco. Muy poco. En 2022, 50.000 artistas generaron ingresos superiores a 12.500 dólares a través de Spotify. Una cifra que parece alta, pero que representa una gota de agua en un océano de creadores. El director general de Spotify, Daniel Ek, compara la música con el fútbol: millones juegan, pero sólo un puñado se gana la vida con ello.
Un boom impulsado por la inteligencia artificial
La inteligencia artificial (IA) está desempeñando un papel cada vez más importante en esta explosión. Facilita la creación musical con herramientas de composición automatizadas, que te permiten producir canciones dignas de una lista de reproducción de baja fidelidad en Spotify en tan solo unos minutos. Pero esta simplificación corre el riesgo de trivializar la música. Millones de pistas producidas por IA ya están en circulación y pueblan listas de reproducción anónimas. Una abundancia que fácilmente puede deslizarse hacia una uniformidad confusa.
¿Qué pasaría si este desarrollo matara el alma de la música? Porque una cosa es producir, pero tocar, mover, trascender… esa es otra historia.
Música en un mundo saturado
A medida que la producción explota, escuchar se convierte en un acto más complejo. ¿Cómo navegar en un océano donde cada ola es un nuevo álbum, cada gota una canción? Las escenas locales ofrecen una respuesta. En Manchester, artistas como Norrisette e Industries se están alejando del foco algorítmico para cultivar nichos sonoros y comunidades leales. El bricolaje es también eso: una reinvención de la proximidad.
Pero ¿son suficientes estas escenas? Las plataformas han transformado la música en un producto de consumo de ritmo rápido y de tendencia. Para encontrar la pepita, ahora hay que ir más allá de las sugerencias automáticas, haciendo un esfuerzo que pocos consumidores están dispuestos a hacer.
¿Qué sigue para esta revolución del sonido?
198 millones de creadores es una promesa, pero también una amenaza. Esta explosión exige una pregunta urgente: ¿cómo equilibrar cantidad y calidad? La música sigue siendo un arte y, en un mundo saturado, corre el riesgo de convertirse en un simple ruido de fondo.
Pero hay esperanza. La tecnología ha cambiado el juego. Quizás también cambie la forma en que descubrimos y consumimos. Y quizás, entre esta masa, surjan genios capaces de redefinir la música como nunca antes.
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Metatítulo : “198 millones de creadores de música para 2030: una revolución en cuestión”
Meta descripción : “La producción musical está explotando y se esperan 198 millones de creadores para 2030. Pero frente a esta revolución, ¿está la música perdiendo su esencia? Análisis de una mutación sonora global. »
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