Adrian Newey en Aston Martin: El big bang de la F1

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La F1 acaba de sufrir un terremoto. Adrian Newey, el genio detrás de los coches más exitosos de los últimos treinta años, deja Red Bull por Aston Martin. ¡Es como si Leonardo da Vinci cambiara de estudio en pleno Renacimiento!

Newey es el Midas de la F1. Todo lo que toca se convierte en oro... o mejor dicho, en títulos mundiales. ¿Su viaje? Un verdadero cuento de hadas mecánico. Comienza en Williams en el 91. ¡Bam! Cuatro títulos de constructores y pilotos en cinco años. ¿Su FW14 y FW15? OVNIs en el camino. Aerodinámica llevada al límite, suspensión activa que hace que los demás parezcan carritos.

No contento con dominar con Williams, se fue a McLaren en el 97. ¡Rebelote! Dos títulos de pilotos para el constructor Häkkinen. El chico es una máquina de ganar.

Pero es en Red Bull donde realmente dejará su huella. 2006, ¿qué es Red Bull? Un equipo de mitad de tabla vendiendo latas. Newey aparece y ¡boom! Cuatro dobletes consecutivos entre 2010 y 2013 con Vettel. ¿Su RB7? Una obra maestra de ingeniería que hace llorar de celos a los demás equipos.

Incluso cuando llegaron los motores híbridos en 2014 y Red Bull tuvo algunos problemas, Newey no se rindió. Él refina, él innova. Resultado ? Max Verstappen que ha aplastado todo a su paso en los últimos años.

Y ahora aquí está firmando con Aston Martin. 120 millones de euros en cinco años, más 75 millones de acciones del equipo. ¡No es orina de gato! A partir del 1 de marzo será su “socio técnico principal”. En otras palabras, el gran hombre del diseño.

Es un golpe maestro para Aston Martin. Con Newey al frente técnico, se acaban de dar el mejor activo posible para jugar en las grandes ligas. Red Bull, por su parte, pierde a su arquitecto jefe. Es como si los Beatles hubieran perdido a John Lennon.

Una cosa es segura: la temporada 2025 promete ser apasionante. ¿Conseguirá Newey transformar a Aston Martin en una máquina de guerra como hizo con sus anteriores equipos? ¿Podrá Red Bull mantener su dominio sin su genio? ¡La F1 sigue sorprendiéndonos!